Del oleaje


Acuarela sobre papel.
 21,5 x 13 cm.

Nuevo oleaje

En  el batir incesante de las olas
me encontré una botella,
con un mensaje dentro... 
¡intrigó mi alma entera!

la botella estaba cerrada,
no tenía con qué abrirla.
Mi frustración se hacía ancha
pero he de lograrlo caiga quien caiga.

El oleaje crecía y crecía
a lo lejos parecía venir sereno.
 Y yo mientras tanto, 
sin instrumentos mi ceño fruncía,
pues no podía liberal el papelajo preso.

inútilmente buscaba alguna herramienta
con la que extraer el corcho 
mientras de pronto una gran gaviota hambrienta
 picotea sobre mi escorzo.

Doy un brinco y grito
mi desesperación dejo que salga.
No hay forma de leer el mensaje, 
Sin daños a mansalva.

La botella he de romper,
destruir ese pequeño hito de encontrarla, 
aún a riesgo de que el papelito no lo valga.

La gaviota se altera más, 
no se si por impedir o apremiar en mi cometido.
extraña fisgona de este papel cautivo.

Mis dedos no responden 
mis pensamientos sólo quieren abrirlo
este pequeño tesoro quizás de un náufrago
que se esforzó en un último suspiro.

No le puedo fallar,
de la orilla no me moveré hasta lograr
que si las olas me llevan con él,
es que me han de llevar.

Sube la marea y atardece,
el oleaje embravecido me alcanza.
Por fin una ola me revuelca, 
y al salir a la superficie, 
de bruces una piedra. 

Esto es, he de destruirla. 
Esta pequeña botella se debe romper.
Adiós a la ilusión de un pequeño y extraño recuerdo....
una botella que navegó desde a saber donde. 

La gaviota volvió, me miró y junto a la piedra se posó.
Lo debo hacer, no puedo esperar más, 
sino, la próxima ola me llevará.

El afán del anhelado recuerdo,
el miedo a que dentro no haya nada más
me paralizan en un momento.

No es tan simple. 
Cuando la destruya, no habrá botella. 
La que navegó hasta mi encuentro, 
la que puedo guardar para que ya no sirva más, 
tan sólo como recuerdo.
Tan sólo como la seguridad de su identidad.

 Pero esto no debe quedar así. 
El mundo me apremia,
la noche se avecina, 
las olas siguen engañándome 
con su aparente serenidad.

Por fin me decido.
cojo la piedra, 
la gaviota se va.

Se hace el silencio.
Se detiene el tiempo. 
No hay nada, no hay mar, 
solo yo, la botella en una mano y la piedra en la otra.

el cielo gira de repente, no hay ayer ni mañana. 
no hay recuerdo ni seguridad.

Silencio

y lo hago.

Destruyo esa pequeña botella que me encontré en el mar.
destruyo su cristal, su reflejo, su textura.
Destruyo lo que es, lo que fue, lo que navegó. 

Ya no tiene historia.
ya sólo son cristales
que algún día serán arena, 
arena anónima.

 Del ahora del que está en la playa, 
destruida por mí
por las olas
por el tiempo
por el olvido
por el recuerdo.

Pero ahora soy libre.
Ya no me importa el papel que contenía.
ya no hay mensaje en la botella
ni misterio del ayer que descubrir mañana.

Ya no importa.

Ahora solo hay ahora.
ahora sólo las olas
ahora sólo el atardecer
el mar y su magnificencia 
son suficiente misterio 
y me arropan en su ahora infinito.

Ahora, el vacío,
ahora la inmensidad.


Ahora, libertad, luz, aire, todo 
en un sencillo nada espontáneo.


ahora yo.

Turquesas para renovarse.



Fotografía original: Orencio Juan Ramirez Robles
Edición fotográfica: Patricia Mancilla. 
25 de Diciembre de 2014, Cabo de Gata, Almería.


Tras largo tiempo de silencio, vuelvo a publicar en este blog, con la primera obra fotográfica que podréis encontrar aquí. Pero es una fotografía muy especial, de unas fechas muy especiales (tradicionalmente hablando y sobretodo personalmente), nace a raíz de grandes cambios en mi vida, cambios que nunca pensé que realizaría, pero que en el fondo de mi corazón anhelaba profundamente. Con este cambio, mi vida gira, se acelera y me abre los ojos a un futuro lleno de color y de movimiento, de alegría y simplicidad, de cercanía y sinceridad, y sobretodo de esperanzas y sueños que despiertan de un letargo acogedor pero oscuro. El futuro es incierto, pero lo que venga, lo recibiré con energías renovadas y aún más fuerza que antes! 

¡¡¡Felíz año 2015 a todos!!!