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Técnica mixta sobre lienzo.
97 x 145 cm.
En la provincia de Málaga, encontramos la ciudad de Coín. Antigua ciudad fortificada.
La Iglesia de San Juan, antigua mezquita, aún imponente, aparece ante nosotros cuando desde una pequeña calleja, accedemos a la plaza. Junto a ella crecían las casas de sus ciudadanos, apiñadas unas junto a otras, amoldándose al terreno en sinuosas callejuelas.
El tiempo todavía nos permite indagar en aquellas cuestas minadas de fuentes de agua fresca y recovecos con encanto. Todavía hoy se ven las puertas de las casas abiertas como antaño, y sus vecinas con las sillas charlando al fresco y tranquilas hasta bien entrada la noche.
Si se ha perdido la imagen de esas mujeres, en la silla, atizando el carbón con un `papel de aluminio para preparar la estufa (la llamada "mesa camilla", que no es una mesa que sirve de camilla, sino una mesa redonda preparada para poner debajo esa estufa y albergar a toda la familia acurrucados al rededor con un mantel que guarda el calor). Aún recuerdo (y soy joven) el olor a carbón por las calles cuando llegaba el invierno.
Quizás sea porque es mi pueblo, pero es un lugar con encanto, que deja intuir la antigüedad de sus calles, e invita a pensar en la cantidad de historias, gentes y culturas que han recorrido esta plaza y estas calles, ¡y las que vendrán!
El tiempo todavía nos permite indagar en aquellas cuestas minadas de fuentes de agua fresca y recovecos con encanto. Todavía hoy se ven las puertas de las casas abiertas como antaño, y sus vecinas con las sillas charlando al fresco y tranquilas hasta bien entrada la noche.
Si se ha perdido la imagen de esas mujeres, en la silla, atizando el carbón con un `papel de aluminio para preparar la estufa (la llamada "mesa camilla", que no es una mesa que sirve de camilla, sino una mesa redonda preparada para poner debajo esa estufa y albergar a toda la familia acurrucados al rededor con un mantel que guarda el calor). Aún recuerdo (y soy joven) el olor a carbón por las calles cuando llegaba el invierno.
Quizás sea porque es mi pueblo, pero es un lugar con encanto, que deja intuir la antigüedad de sus calles, e invita a pensar en la cantidad de historias, gentes y culturas que han recorrido esta plaza y estas calles, ¡y las que vendrán!
